Facultad de Derecho

Petróleo, minería, fracking y transición energética

Comentario a la entrevista

Petróleo y transición energética: entrevista concedida para el Portal Energía Latam

Por: Dra. Ana Paola Gutiérrez (PhD) y Dr. Luis Bustos (PhD)
Docentes – Investigadores del Departamento de Derecho Minero – Energético
Universidad Externado de Colombia

Por: Lourdes Díaz-Monsalvo[1]

Los autores Ana Gutiérrez y Luis Bustos, presentan un escrito que busca exponer varios puntos y cuestionamientos sobre el futuro del petróleo en el nuevo gobierno; la columna que publican, no es un asunto novedoso, ni de poca discusión puesto que es un asunto muy relevante. Y es que ‘frenar la exploración de petróleo’ ha levantado muchas opiniones.

Antes de iniciar, me permito hacer una aclaración inicial: el nuevo gobierno no ha indicado ningún freno prohibitivo en lo que respecta a minería, puesto que, si se busca una transición energética, allí estaría la materia prima. Lo que sí ha anunciado son impuestos al oro y al carbón. Esta aclaración, debido al título del escrito.

Entonces, el artículo abre así:

“En nuestro concepto, Colombia no es un país petrolero, es un país con petróleo. Es un país rico en recursos naturales, entre ellos, el petróleo. Otro punto es la dependencia económica frente al petróleo, principalmente, por su generación de renta externa, contraprestaciones económicas por su explotación y ser uno de los productos tradicionales de exportación”.  (Gutiérrez  y  Bustos,  s.f., párr. 2)

Entendiendo entonces que el primer punto es aclarar que no somos un país petrolero y el segundo, que tenemos una dependencia del mismo. En ese sentido es importante remitirse a las cifras, en Colombia, los hidrocarburos aportan el 3,3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) (Portafolio, 2021), sin embargo, se reconoce la acentuada dependencia de las exportaciones petroleras. “Por ejemplo, en el caso de Colombia, entre 2007 y 2017 Ecopetrol desembolsó 200 billones de pesos para el Sistema General de Regalías (SGR)”. (Habemus, 2020, p. 1).

Entonces, cuando se hablar de ‘no explorar’, es importante distinguirla de ‘no explotar’, puesto que los datos citados en el artículo aquí comentado, son de su explotación, no de su exploración. Todos sabemos que explorar no genera un ingreso económico, a no ser que se lea por el aporte a Seguridad Social generado por la masiva contratación de empleados en blanco que produce este tipo de industria. Si es que existe tal cosa.

Y es aquí donde nace la primera conclusión del presente documento, porque el escrito de los autores Gutiérrez y Bustos, 2022, expone unas cifras de ‘ingresos que se dejarían de percibir’ por 4.300 millones USD, tomados de portafolio.com pero en ninguna parte del escrito ni de la publicación de Portafolio, se encuentra el respaldo de esta cifra. Se resalta que la mayor amenaza de validez para esa cifra sería el tomar la explotación actual y pensar que la exploración va a encontrar y explotar más o menos lo mismo.

Conclusión especulativa porque ni siquiera se conoce el proceso que llevó a tal deducción o resultado inductivo.  

Ahora bien, citando a los mismos autores:

“El gobierno entrante propone un reemplazo de fuentes de energía y fuentes económicas. En ese sentido, se ha comprometido con la seguridad jurídica frente a los contratos vigentes para buscar nuevas reservas de crudo, pero cesar la contratación de exploración de petróleo en el país”. (Gutiérrez  y  Bustos,  s.f., párr. 3)

Lo que significa que los contratos y obligaciones firmadas que tienen soporte en estas normas están vigentes y se van a ejecutar. Esta redacción del párrafo haría inválida la citada de Portafolio.com, porque esos 4.300 se esperan por los contratos de exploración ya firmados, esto es, ese dinero no sabemos si llegará por regalías u otros tributos, ni si las exploraciones encontrarán petróleo, lo que sabemos es que esos contratos vigentes no están en ‘riesgo’.

Y aquí el texto tira un dato que regirá todo:

“A futuro nos podremos encontrar con dos escenarios: el primero que, se deroguen los Decretos mencionados por parte del Gobierno entrante y se decida (no) expedir ninguna nueva reglamentación, lo que nos llevaría a un escenario en el que el país cuenta con una actividad económica lícita sin ningún tipo de reglamentación clara. La verdad, este escenario no es nada deseable ya que generaría periodos de indeterminación y zonas grises que no son convenientes para Colombia. Un segundo escenario consiste en derogar los decretos, pero, a diferencia de la anterior opción, instaurando una prohibición expresa de la actividad acompañada de una explicación de los pasos a seguir frente a las obligaciones y contratos ya firmados que tuvieron sustento en la reglamentación previamente subrayada y que incluiría una disposición frente a los pilotos”. (Gutiérrez  y  Bustos,  s.f., párr. 11).

Es aquí donde me quiero detener, porque ésta exposición contrafactual no tiene ningún respaldo o soporte. Primero, si el Gobierno decide revocar los decretos, y prohibir la exploración, los contratos actuales seguirán vigentes hasta su término y se seguirán rigiendo por las reglas establecidas y vigentes en el momento de su firma (como bien también lo aclararon los autores). Una cosa es que una ley ya no lo permita (ex nunc), otra que se esté ordenando la terminación de todos los acuerdos contractuales vigentes. Nadie haría eso, es sacar corriendo toda la inversión extranjera en cualquier industria. Sería pegarse un tiro en el pie.

Y en segundo lugar, porque en todo hay transiciones, como cuando se cambia la edad de pensión y hay personas a las que no les aplica. Esto es: este contrafactual no fue producto de una metodología inductiva, sino a todas luces una especulación arbitraria y absurda.

Ahora bien, la matriz energética colombiana es casi en su totalidad producto de hidroeléctricas. Esto es, Colombia es la sexta matriz de generación eléctrica más limpia del mundo (Alcogen, s.f.), y tiene un cubrimiento demanda de energía en épocas de baja hidrología a través del carbón y el gas natural. Lo anterior para indicar que, en dicha transición, no hay afán, ya estamos bien.

Para continuar analizando el texto, los autores sueltan la frase “El gobierno entrante propone un reemplazo de fuentes de energía y fuentes económicas” (Gutiérrez  y  Bustos,  s.f., párr. 3). Pero no se detienen en su escrito a hacer alguna alusión de las fuentes económicas, ni si ese reemplazo en las fuentes de energía busca acabar el uso del gas e ignoran por completo que el reducir emisiones puede significar un ingreso a través de bonos de carbono; esto en la diversificación de las ‘fuentes económicas’.

Entonces, para continuar nombrando las ‘fuentes económicas’, es importante recordar que en la actualidad rige lo incluido en el  informe final de  la Unidad de Planeación  Minero Energética  y CIDET (2016):   

“El desarrollo de la tecnología adecuada para explotar hidrocarburos en yacimientos no convencionales se convirtió en un hito energético que está cambiando la política internacional (…) se espera que estados unidos pase de ser uno de los mayores importadores a ser exportador neto en el 2018, y pueda atender parte de la demanda de Shale-gas en Europa”. (p. 31).

Para soportar mejor la idea tenemos lo enunciado por   León-Escribano (2022):

“Junto a la mayor producción, la clave en el impulso de EEUU en el mercado internacional del petróleo está en sus productos derivados. De hecho, desde 2010 ya es exportador neto de petróleo refinado, incluidos fuelóleo destilado, líquidos de hidrocarburos gaseosos y gasolina para motores, entre otros” (párr. 4)

Esto es, aunque tuvieran razón, asunto que se pone en discusión porque cuando una investigación no se basa en datos, estamos frente a una columna de opinión; el mercado ya está copado. Por tanto, empezar la transición a otras fuentes económicas, más que una propuesta de gobierno, sería una estratégica macroeconómica salvavidas. Además, “las reservas colombianas probadas de petróleo subieron hasta 7,6 años en 2021 desde 6,3 años al cierre de 2020” (Valora Analitik, 2022, párr.6). Por tanto, aquella transición no se está planteando de golpe sino al largo plazo.

Por supuesto que es un estudio riguroso el que ha llevado a los autores a concluir que se concibe la prohibición del fracking como algo que desmeritará el sistema judicial y aumentará el riesgo de desabastecimiento, lo que quiero resaltar es que el mismo no fue expuesto. Además, de que los mismos autores reconocen la disposición del gobierno a cumplir lo ya pactado, reitero la cita:

“El gobierno entrante propone un reemplazo de fuentes de energía y fuentes económicas. En ese sentido, se ha comprometido con la seguridad jurídica frente a los contratos vigentes para buscar nuevas reservas de crudo, pero cesar la contratación de exploración de petróleo en el país”. (negrilla propia) (Gutiérrez  y  Bustos,  s.f., párr.3).

Para cerrar este escrito, las amenazas de validez saltan a la vista por no habernos compartido el análisis que los llevó exponer esas conclusiones. Por tanto, nos deja la incertidumbre de si son conclusiones que nacen de creencias como: (i) si exploramos petróleo, encontramos petróleo; (ii) si encontramos petróleo, explotamos petróleo; (iii) si explotamos petróleo, vendemos petróleo; y finalmente (iv) el petróleo siempre lo podremos vender a buenos precios que restablezcan cualquier daño interno.

Esto se cae por varias razones y variables extrañas como el movimiento del mercado, por tirar un ejemplo: hay países sin petróleo, hay países imposibilitados para explotarlo, hay países que tienen petróleo pero no lo pueden vender y el precio del mismo es fluctuante (no hace mucho, tuvimos el barril por debajo del centavo, La República, 2020).

Concluyo indicando que, no solo es importante no perder la crítica ante los cambios sino que al hacer un análisis investigativo crítico, no olvidar compartirla al lector.

Referencias

Acolgen. (s.f.). Las quince (15) empresas asociadas a Acolgen representan el 85% de la capacidad instalada de Colombia. https://acolgen.org.co/#:~:text=La%20matriz%20de%20generaci%C3%B3n%20el%C3%A9ctrica,son%20plantas%20de%20fuentes%20renovables.

Gutiérrez, A.P. y  Bustos, L. (s.f.)Petróleo, minería, fracking y transición energética: Ejes que deberá tener en cuenta el nuevo Gobierno, https://www.uexternado.edu.co/derecho/petroleo-mineria-fracking-y-transicion-energetica-ejes-que-debera-tener-en-cuenta-el-nuevo-gobierno/:

Habemus, (2020, abril 30).La dependencia económica del petróleo, ¿le pasó factura a Colombia?. https://habemus.com.co/opinion/la-dependencia-economica-del-petroleo/

La República. (2020, abril, 20).  Petróleo se cotiza en -0.05 centavos por barril.  Sección Economía. https://www.larepublica.ec/blog/2020/04/20/barril-de-petroleo-a-un-dolar/

León-Escribano, M. (2022, abril 9). Nuevo orden energético.Los jeques del petróleo viven en Texas: EEUU consolida su papel exportador. La Información. https://www.lainformacion.com/mercados-y-bolsas/jeques-petroleo-texas-eeuu-exportador/2864264/

Portafolio. (2021, noviembre 22). Sin petróleo, economía se contraería 3,3 %: ¿qué tan viable es?. https://www.portafolio.co/economia/sin-petroleo-colombiana-se-contraeria-3-3-558804

Unidad de Planeación  Minero Energética  y CIDET. (2016, diciembre).  Convenio Especial de Cooperación de Ciencia y Tecnología Nª 012 de 2016. Seguridad Energética Para Colombia: Informe Final, Entregable 3, 1-213. https://bdigital.upme.gov.co/bitstream/handle/001/1314/Seguridad%20Energ%E9tica%20UPME-CIDET%20Entrega%20Final.pdf?sequence=1.

Valora Analitik. (2022, mayo 10). En 2021 Colombia elevó reservas de petróleo y gas para garantizar autosuficiencia. https://www.valoraanalitik.com/2022/05/10/colombia-reservas-petroleo-gas-garantizar-autosuficiencia/


[1] Abogada de la Universidad Católica de Colombia, con Especialización en Gestión Pública de la UNAD y Especialización en Derecho Constitucional y Administrativo de la Universidad Católica de Colombia, Maestrando en Políticas Públicas de la Universidad Católica del Uruguay y Maestrando en Derecho del Estado, con Énfasis en Minero, Energético y Petrolero, de la Universidad Externado de Colombia.


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