El ciberespacio ¿quo vadis?
Por: María Camila Medina García. Docente investigadora. Universidad Externado de Colombia
A lo largo de las últimas semanas, el mundo ha desplazado vertiginosamente su actividad a un lugar tan frecuente como inexplorado: el ciberespacio. El desarrollo de actividades humanas en este entorno nos lleva a pensar en la importancia que este puede tener como lugar común desde la lógica de los derechos humanos, la democracia, y la paz y seguridad internacional.
El ciberespacio: más que internet
El ciberespacio, a diferencia del mar, la tierra o el espacio, es un entorno artificial, creado por y para los seres humanos, compuesto no solo por internet, que es una manifestación de su parte virtual, sino, además, de una gran infraestructura que lo soporta, como es el caso de 378 cables submarinos que día a día transportan datos y comunicaciones, y todos los equipos a través de los cuales se puede acceder a la red[1]. No debemos dejar de lado el componente humano del ciberespacio, que se refiere a todos sus usuarios[2].
Los actores involucrados incluyen Estados y actores privados – entendidos como ciudadanos y corporaciones[3]-, que participan como usuarios y como operadores de las infraestructuras físicas. De hecho, la mayoría de la ciberinfraestructura está en manos de actores privados, mientras que otra importante proporción corresponde a infraestructura crítica de los Estados[4].
Así, el ciberespacio se presenta como un espacio global complejo que exige respuestas globales y multidisciplinares.
Retos
Este espacio de alcance global, sin duda escapa del control de las fronteras de los Estados. A pesar de los enormes beneficios del flujo de información en una era de globalización digital y del conocimiento, los seres humanos empezamos a ceder derechos: a mayor acceso al ciberespacio, mayor concesión de derechos y mayor responsabilidad de sus actores.
A pesar de lo técnico que puede resultar este asunto, la protección de los seres humanos debe primar en el ciberespacio. Dentro de los retos y amenazas que se identifican en este entorno es importante destacar cuestiones de ciberseguridad[5], que involucran la estabilidad de infraestructuras críticas de los Estados; poderes excesivos de los gobiernos y actores privados sobre los datos de los ciudadanos a través de sistemas de vigilancia masiva[6] y la exposición de los ciudadanos a ciberdelitos.
Sobre el primer caso, Estonia[7] e Irán[8] nos sirven como ejemplo para analizar posibles consecuencias sobre un mal manejo del ciberespacio entendido como un complejo espacio social y político, pues ambos Estados han sido víctimas de disrupciones masivas de redes, páginas gubernamentales y acceso a datos de sus ciudadanos en materia de salud, tributación y otro tipo de datos personales.
Llegar a acuerdos globales con actores locales ¿una opción?
Los problemas que surgen en un espacio global requieren soluciones globales. Algunas de las propuestas para la gobernanza del ciberespacio están guiadas por teorías colaborativas como la justicia global o la democracia cosmopolita, con el fin de incluir a la sociedad civil, a los actores privados y a los Estados en una regulación que permita hacer frente a amenazas que pongan en riesgo los derechos de los usuarios.
Hasta el momento, se han adelantado esfuerzos de regulación para actuar contra el ciberdelito, como es el caso del Convenio de Budapest[9], o diálogos para entender las dinámicas del poder estatal en el ciberespacio, como los adelantados en el marco del Grupo de Expertos Gubernamentales en los avances en la esfera de la información y las telecomunicaciones en el contexto de la seguridad internacional, donde se ha incluido la participación de Estados, expertos del sector privado y académicos[10]. Algunas de las conclusiones de este trabajo son la aceptación de la Carta de las Naciones Unidas y de los principios contenidos en los Convenios de Ginebra para guiar el uso pacífico del ciberespacio entre los Estados, así como las consecuencias que este pueda causar en el mundo físico.
Lo anterior supone un avance en los mecanismos que permiten hacer uso adecuado del ciberespacio, pero no es suficiente –recordemos que gran parte del ciberespacio es operada por privados y sus usuarios son millones de ciudadanos alrededor del mundo-. Por esta razón, es necesario pensar en nuevos niveles de regulación que los incluyan en el diálogo global. Al respecto, es posible encontrar algunas propuestas de niveles de gobernanza, como la gobernanza policéntrica[11], que involucra poderes locales y regionales, instituciones globales en términos de colaboración y estrategias de cooperación. Según esta lógica, organizaciones como Naciones Unidas deberían actuar más como una organización ‘paraguas’ o eje de diálogo, que como un centro de regulación.
En conclusión, el reto es enorme, no solo en términos de democratización al acceso al ciberespacio, particularmente a internet –virtualización, infraestructuras y hardware para hacer posible la conexión de los usuarios-, sino en una protección democrática de la ciudadanía, en la que deben participar, en mayor o menor medida, actores públicos y privados. Por eso, es importante pensar en maneras de diálogo intersectorial que permitan un avance integral que tenga como eje central la dignidad humana.
[1] Para más información sobre estas características, es posible consultar Choucri, Nazli. Cyberpolitics in International Relations. The MIT Press, 2012 y National Geographic. Internet, una red de cientos de cables submarinos. Disponible en: https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/internet-red-miles-cables-submarinos_13997;
[2] Id.
[3] Id.
[4] Al respecto, consultar ŽÁKOVÁ, Gabriela. Cyberspace: global public goods? in Acta Oeconomica Pragensia, 2018, 26 (2), 68-82.
[5] Al respecto Pengt, Shin-yi. “‘ Private ’ Cybersecurity Standards ? Cyberspace Governance, Multistakeholderism , and the ( Ir ) Relevance of the TBT Regime” 445, no. October 2015 (2018): 445–70.
[6] Sobre este debate, recomiendo ver Financial Times. Yuval Noah Harari: he world after coronavirus. Disponible en: https://www.ft.com/content/19d90308-6858-11ea-a3c9-1fe6fedcca75
[7] Ver MCLAURIN, Joshua. Making Cyberspace Safe for Democracy: The Challenge Posed by Denial-of Service Attacks, In: Yale Law & Policy Review. 30(1):211-254; Yale Law School, 2011 y KASKA, Kadri, OSULA, Anna-Maria, STINISSEN, LTC Jan. The Cyber Defence Unit of the Estonian Defence League: Legal, Policy and Organisational Analysis. Tallinn: NATO Cooperative Cyber Defence Centre of Excellence, 2013.
[8] Algunos datos sobre el ciberataque están disponibles en Brown Gary y Poellet, Keira. El Derecho internacional consuetudinario del Ciberespacio [En línea]. En: Air and Space Power Journal, 2013
[9] Consejo de Europa. Convenio sobre la Ciberdelincuencia. Budapest, 23 de noviembre de 2001.
[10] United Nations Institute for Disarment Research, UNIDIR Report of the International Security Cyber Issues Workshop Series, 2016.
[11] Al respecto, es posible consultar SHACKELFORD, Scott J. Managing Cyber Attacks in International Law, Business and Relations. Cambridge University Press, 2014.